Era ya tarde y estábamos cansados, cuando visitamos El Sauzal, un bonito municipio de Tenerife. Acompañábamos a Letian Shi Fu en su viaje por las Islas Canarias. Andábamos distraídos por el pueblo donde nació, en el siglo XVII, la “Siervita de Dios”, Sor María de Jesús, cuyo cuerpo incorrupto descansa en el Monasterio de Santa Catalina, en el municipio de San Cristóbal de La Laguna, que acabábamos de visitar. Luego supimos que, según decían algunos, había dos personas más del mismo lugar, en la misma época, cuyos cuerpos también permanecían incorruptos. Por eso, a pesar de ser ya de noche, emprendimos el camino.
Pasamos delante de la casa de la Siervita con la intención de bajar hacia los lavaderos, donde todavía se conservan algunos ejemplares de Salix canariensis; andábamos distraídos pensando en como las mujeres del lugar, como la misma Siervita, antaño, iban allí de regreso de llevar el pescado a los señores, ya de vuelta con la ropa sucia a cuestas. Los nacientes de agua dulce en las rocas propiciaban un buen recurso económico para el pueblo, donde bastantes se beneficiaban de los lavaderos.
Después de un buen rato de no saber por donde andaría el Maestro, distraídos con nuestros pensamientos y palabras, decidimos regresar al punto de partida.
Y cuando de nuevo nos juntamos, vimos, en el rostro radiante de quienes todavía le acompañaban, el aura especial de quien anduvo todos los pasos del camino.
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