sábado, 6 de abril de 2013

Feng Huang, el Ave Fénix

Autor desconocido: nos ofrece la imagen del Ave Fénix occidental y oriental.
El Ave Fénix (Feng Huang), que visitaba los jardines y los palacios de los emperadores virtuosos, según antiguos relatos, mostraba un visible testimonio del favor celestial. Cuando el Fénix siente el peso de los años, construye un nido con valiosas plantas aromáticas y se precipita en él, exponiéndose al calor del sol, que el resplandor de las plumas multiplica, hasta que se prende el fuego y así se enciende y se incinera junto con el nido.

Se despoja de sí mismo para perecer en el fuego sobre el altar del Sol. ¿Acaso en este estado es víctima de la muerte? No: es un nuevo Fénix el que  renace de sus propias cenizas, que encuentran, en el seno de la muerte, una nueva vida, más perfecta. Las Aves Fénix, sucesivamente, forman una continuidad substancial. Se trata de una especie única sumida en un eterno renacer.

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